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ODILIO GONZÁLEZ

ODILIO GONZÁLEZ

Biography

Poseedor de una de las voces más raras y bonitas del pentagrama popular puertorriqueño, Odilio González constituye una leyenda viviente dentro de la denominada canción de vellonera, como la identifican sus cultores y fieles seguidores, siendo, igualmente, un trovador de primera categoría. Incluso, su estilo pueblerino, más bien “ajibarado”, de interpretar el bolero, sirvió de fuente inspiradora al surgimiento del estilo dominicano llamado bachata.Así se lo han asegurado al autor de esta reseña biográfica varios de los más representativos exponentes de esta onda, tan en boga durante los últimos tiempos, algunos de los cuales hasta le han rendido tributos discográficos.
Y es importante recalcar el dato de que así me lo aseveró, también, en agosto de 1993, el empresario radial y discográfico Radhamés Aracena, bajo cuya etiqueta La Guarachita se ampararon y catapultaron todos los bachateros pioneros.Odilio González Arce comenzó a improvisar décimas durante su niñez. Pero, sería a partir de 1950, poco después de que fuera a vivtr con su familia a Arecibo -donde todavía radica -, que se motivaría a dar rienda suelta a su vocación atística.

Odilio González hizo sus pinitos en el programa “Aficionados arecibeños”, que Nabal Barreto animaba y producía en la radioemisora WCMN. En aquella histórica audición resultó premiado. Aquel triunfo inicial le abrió las puertas de otros espacios radiales. Incluso, varias veces demostró su talento en el emblemático “Tribuna del arte”, instituido por Rafael Quiñones Vidal en la capitalina WNEL. En 1956 grabó su primer disco, un sencillo que incluía la guaracha “El vellón pegao” y la plena “Ni de madera son buenas”. Como la radio brindó a Odilio González bastante difusión en las regiones Norte y Oeste, pronto se convirtió en atracción regular de los espectáculos de fiestas patronales y los presentados en los teatros de aquellas zonas. Naturalmente, siempre como figura secundaria.
En 1957, el sello Mar-Vela le editó su primer álbum: “Cantando en el campo” (MVLP-73), en que estuvo acompañado por un conjunto típico.La suerte comenzó a cambiar a Odilio González a raíz de ser descubierto por el cantante y empresario Pedro “Piquito” Marcano. Éste lo incluyó en una caravana artística que llevó al Teatro Puerto Rico de Nueva York, en 1958. Y, para presentarlo con un toque de emotividad ante el público, le estampó el remoquete que lo acompañaría por el resto de su vida: “El Jibarito de Lares”. Luego, Marcano propició que don Rafael “Ralph” Pérez, fundador del importante sello Ansonia, se interesara en nuestro biografiado.
Aquel no dudó en incorporarlo al elenco de su compañía que, durante el período 1960 – 1962, le editó sus siguientes tres álbumes: “Ni de madera son buenas” (ALP – 1247); “El Jibarito de Lares, Vol. 2” (ALP – 1321) que contiene su interpretación de “El vellón pegao” y “Ecos del pasado” (SALP – 1599).Sin embargo, aunque ya disfrutaba de cierto cartel en el mundillo artístico hispano de Nueva York, cuando su nombre verdaderamente se agigantó en el favor del público fue a partir de su vinculación a la compañía BMC Records, del mexicano Mario Hernández, tan pronto concluyó su compromiso con Ansonia. Bajo esta etiqueta y sus sellos filiales, Dial, Suave y Regio, Odilio González desarrolló su discografía consagratoria, reforzada especialmente por composiciones de Luz Celenia Tirado, Ismael Santiago y otros autores boricuas, amén de algunos mexicanos como Luis Demetrio y Víctor Manuel Mato.

Ya cercanos la década de 1970, Odilio González emprendió otra fructífera etapa con la compañía Velvet. Sus éxitos discográficos fueron tantos y tan resonantes que escenarios de República Dominicana, Colombia, Ecuador y Venezuela, reclamaron su presencia . En estos países alcanzó categoría de ídolo . A México, empero, sólo viajaría a grabar con mariachis .

Miguel López Ortiz

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